Lo dulce de la victoria y lo amargo de la guerra fría

Photo: Ria Novosti
Articulo de Guenadi Sperski

La Voz de Rusia continúa sus programas dedicados a la Victoria sobre la Alemania fascista. El observador Guennadi Sperski consagró varias emisiones a este tema. Esta es la séptima y se titula "Lo dulce de la victoria y lo amargo de la guerra fría".

Apenas acabaron de dispararse las salvas en homenaje a la victoria sobre la Alemania fascista y el Japón militarista, nuevos nubarrones empañaban ya la primavera de la humanidad. El discurso pronunciado por el premier británico Winston Churchill en 1946 en la pequeña ciudad norteamericana de Fulton sirvió de señal para la ofensiva de la reacción.

La envergadura del movimiento de liberación nacional en el continente latinoamericano preocupaba gravemente a los medios gobernantes de EEUU. En esto veían una amenaza para su hegemonía.  En la propia Norteamérica se desató una caza de brujas. Toda persona progresista fue sometida a ostraquismo.  Ya en 1947 los norteamericanos, so pretexto de combatir el comunismo mundial impusieron a sus vecinos del Sur el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Pacto de Río de Janeiro). Así EEUU, en el período de posguerra, pretendían reforzar y ampliar su influencia en el Hemisferio Occidental. Al mes de firmado el pacto, Brasil y Chile rompieron relaciones con nosotros. En mayo de 1948 Colombia. En abril de 1952 Cuba y en junio de ese mismo año, Venezuela.

La histeria antisoviética desatada por Washington y sus secuaces y el blandir de bombas atómicas originó una seria preocupación en el seno de la ciudadanía mundial. Las personas de buena voluntad no querían permitir que estalle una nueva matanza. A su iniciativa, en 1949, en París y Praga se celebró una conferencia mundial de partidarios de la paz. Un año más tarde fue creado el Consejo Mundial de la Paz. Su primer presidente fue Frederic Joliot-Curie, Premio Nóbel, participante de la Resistencia antifascista de Francia, científico y comunista.

La URSS prestaba toda suerte de ayuda al Consejo Mundial de la Paz. América latina estaba ampliamente representada en esta organización.  Puedo mencionar al hombre público mexicano Eriberto Jara, al escritor brasileño Jorge Amado, a su compatriota Elisa Branco, al literato colombiano Baldomero Sanín Cano, al ex presidente de México Lázaro Cárdenas, a la argentina María Rosa Oliver, al chileno Pablo Neruda.  La nómina de partidarios latinoamericanos no se limita a estos nombres.

En la URSS fue instituido el Premio Internacional de la Paz "Por el fortalecimiento de la paz entre los pueblos". Los laureados con este premio visitaban a menudo nuestra Casa de la Radio en Moscú. Entre ellos el poeta cubano Nicolás Guillén, el escritor argentino Alfredo Varela, es escritor colombiano Jorge Salomea, Pablo Neruda y su compatriota Olga Poblete, la viuda del heroico presidente  de Chile Hortensia Bussi de Allende.

Con el Premio Lenin de la Paz fueron distinguidos: el líder cubano Fidel Castro, el dirigente de los comunistas chilenos Luis Corvalán, el insigne arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el muralista azteca David Alfaro Siqueiros.

Gracias a los esfuerzos de la URSS, de sus aliados y defensores de la paz, el género humano pudo imposibilitar nuevas y globales catástrofes. Durante 65 años en la Tierra no ha habido guerras de monta. Desde que en mayo de 1945 se reportó la victoria sobre la Alemania fascista, en cuya derrota la URSS desempeñó el principal papel.

Han escuchado el último programa de la serie sobre la II Guerra Mundial preparada por el observador Guennadi Sperski. Esperamos sus referencias y sugerencias. 

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